jueves, 3 de noviembre de 2016

La Última Cruzada (2º parte, con la ayuda de Hans Zimmer)

Otra vez toca trabajar a contrareloj. Tengo tan solo 4 días antes de volver a Albacete.
Desde que termine el 1º examen y aun teniendo en cuenta mi pesimismo, decidí volcarme en cuerpo y alma a terminar la Programación y las Unidades Didácticas. Ahora solo me quedan 4 días. Estando sólo en mi casa y con los ordenadores delante trabajando de 8 a 20:00. Bueno, sólo no, tenía la compañía de Hans Zimmer y la banda sonora de “El Hombre de Acero”.
Aun no sé porque me dio por ponerme su música de fondo mientras terminaba las Unidades, pero sus sinfonías han sido una agradable compañía en esos fatídicos días, el caso es que ahora sus composiciones forman parte de nuestras vidas, pues mi hija y yo nos dedicamos cuando vamos en el coche los dos solos, a escuchar su música e interpretarla, cuando tocan los violines, cuando entran las trompetas y tubas, cuando rompen los tambores... Es curiosa la simbiosis que tenemos los dos y lo bien que nos lo pasamos escuchando cualquier tipo de música juntos,  y para tener sólo 4 años es capaz de saber nombres de canciones, compositores y reconocerlas en el momento que las escucha sea el lugar que sea.

De nuevo, con la compañía de Hans Zimmer y “El Hombre de Acero” en el coche, salgo rumbo para Albacete un domingo después de comer, intentando concentrarme mientras conduzco sobre mi exposición del día siguiente. Cuando llego a mi destino me encuentro con Noemí, una amiga de mi hermana Elena que también ha pasado a la “Q3”. Ella y su marido se extrañan porque viajo sólo. Les explico mi particular forma de enfrentarme a esta tortura. Siempre he preferido enfrentarme sólo ante estas situaciones y en esta ocasión no iba a ser distinto (muy a pesar de mi hermana Elena y de mi mujer)
Tras descargar y asentarme, decido darme un paseo por Albacete. Ceno pronto decido irme al hotel y acostarme temprano.
A la mañana siguiente llego pronto a la Universidad Laboral, hago tiempo en el coche y diez minutos antes del llamamiento espero pacientemente frente a la puerta de mi tribunal. Allí esperamos todos los que ese día exponemos, algunos acompañados de sus padres, otros de sus  parejas y otro solos, así lo prefiero.
En esta ocasión soy el penúltimo en exponer y me relaja muchísimo saber que no me toca  por la tarde como hace dos años. Mientras repaso en un aula que nos habilitan, solo hago recordarme que a las 15:00 este infierno se ha acabado. Comienzan los nervios y para relajarme no hay mucho que pueda hacer, solo recordar a mi hija riendo y rememorando aquellos momentos especiales que tanto nos gusta recordar a los dos, es lo único con lo que consigo distraer los nervios.
Se acerca el momento, toca el sorteo de las unidades, tampoco me importa las que salgan pues llevo las 12 preparadas y son bastante similares, así que tomo aire respiro profundo y cruzo el umbral de esa puerta  que nunca podré olvidar. Tras cerrarse la puerta comienza mi “Última  Cruzada”. Pero mi exposición lo dejo para otra historia…

Es lunes  25 de julio, volvemos de pasar un fin de semana en Asturias, paro a echar gasolina tras pasar el puerto y veo un wasp en la pantalla de mi teléfono, era Sonia, una compañera y madre de una amiga de mi hija. Lo había conseguido, por fin después de tantos años de tantas ilusiones, desilusiones, alegrías, fracasos esperanzas y como no, tantos sueños, lo había conseguido. Cuantas veces me había imaginado este momento, cuantas veces conduciendo al volver de centros en los que me ha tocado hacerme kilometradas diarias y tan solo tenía la compañía de mis sueños, había imaginado este momento. Cuantas veces me había emocionado pensando en este momento. Todavía era recio a creérmelo, pero de todas las formas que lo había imaginado, pensado y soñado nunca lo habría imaginado así. Nos dimos un abrazo, los tres, mi mujer mi hija y yo, al grito de “abrazo familiar” una tontería que solemos hacer los tres muy de vez en cuando, nos quedamos abrazados y gritando como tres locos en medio de una gasolinera perdida en la carretera de la Coruña.

Ahora sí me lo creo, comienzo mi curso de nuevo en el colegio de mi hija y hay que ver lo diferente que se ven las cosas a partir de ese momento, el momento que lo cambió todo, el momento que hizo posible conseguir lo que siempre había soñado.
Por fin, siendo fiel a mis principios, trabajando en aquello en lo que creo y demostrando que la perseverancia y la paciencia al final tienen recompensa, El Maestro Ambulante puede que con el tiempo deje ser nómada y pase a ser sedentario. Aun así esta es sin duda la entrada que más me ha costado escribir, quizás debido a la emoción que ello entraña. Por ello solo me queda dar las gracias.

Dar las gracias a todas aquellas personas que siempre han creído en mí. Mis padres (sobre todo a mi padre, sin su ayuda con el mural-avatar de Iron Man que utilicé en mi exposición fue clave para la victoria) a muchos de mis  compañeros, antiguos compañeros de otros coles, amigos, familia (en espacial a mi mujer y a mi hermana Elena, pues sin ellas, sin su apoyo nunca lo habría conseguido. Me dijeron lo que necesitaba oír, me apoyaron cuando había que apoyarme y cuando no también y sobretodo, me levantaron cuando estaba tumbado en la lona) pero a quien siempre se lo deberé, a la persona a la que le dedico no solo este humilde blog, sino el triunfo de este paso en mi vida es a ti, es a mi hija, Ariadna. Sin ti hija jamás lo hubiese conseguido, desde que naciste has sido la ilusión de mi vida, la luz que me guía y me ilumina, mi conciencia, mi memoria, mi ángel de la guarda, mi vida. Gracias por hacerme tan feliz, por completarme cada día, por los momentos que vivimos, que seguiremos viviendo y compartiendo,  tarareando juntos en el coche la banda sonora del Hombre de Acero, y por qué no, recordando que una vez tu padre hizo todo este sacrificio por el bien nuestro, por nuestra familia, por ti hija mía. Porque con la simple evocación de tu recuerdo ha sido el mejor arma con el que he podido combatir la Kryptonita de los momentos más duros.
Ojalá el día de mañana puedas entender lo que tu padre escribía en estas líneas y recuerdes con orgullo como esta aventura formará parte, una pequeña parte, de la historia de nuestra familia. Con los años te tocará a ti continuar con esta historia, que Dios me de salud para poder vivirla. De momento seguiremos compartiendo nuestros momentos, esos momentos tan especiales que solos tú y yo sabemos disfrutar, ese placer por los pequeños detalles que hacen que nuestra relación sea y siga siendo tan especial.


Seguiré protegiéndote de los monstruos que viven debajo de la cama

Peinándote por las mañana antes de irnos juntos al cole (hago lo que puedo hija...)
Haciéndome pequeño por ti
Buscando tiempo para hacerte caso
Volviendo a ser un niño junto a ti
Cuidándote cuando te pones malita

Y aunque a veces nos cuesta separarnos
Siempre estaremos juntos

Con todo mi amor, a mi hija Ariadna y su eterna sonrisa.







sábado, 22 de octubre de 2016

La Última Cruzada (1º parte)

Misma situación, misma tesitura. Vuelvo a estar jugándomelo todo a una carta, como siempre. Han pasado ya tres años desde la última vez y las fuerzas y los nervios no son los mismos.
Hace tres años lo veía todo más optimista
Ahora la negatividad y el pésimo inundan mi cabeza. La pérdida de diversidad del maestro de Primaria como consecuencia de ese mal endémico llamado bilingüismo, ya no es una amenaza, es un hecho. Serán las últimas oposiciones en las que pueda defenderme de esta nueva moda que se ha instaurado en nuestro sistema educativo y que mucho me temo sea muy difícil de erradicar. Por eso voy al 110%.
Todo esta carrera de fondo la empecé en  septiembre, sacrificando sábado sí y sábado también de mi vida personal en beneficio de un examen, o mejor dicho de dos exámenes. Pasar el primer corte es de obligada labor, pues sin ello me veo abnegado al completo y absoluto "paro docente" por mucho que tenga el colchón de hace tres años. Si algo te enseñan las oposiciones es que no puedes sobrevivir con la nota de la convocatoria anterior, pues al volverse a convocar oposiciones la lista se mueve por completo. Así que no hay margen para el error. Toca sacrificar fines de semana, días entre diario y hasta puentes y vacaciones. Se trata de una inversión económica, física y mental de la que si no prospera el resultado puede ser desastroso.
Son 37 años los que tengo y mi mente sobretodo, no está por encima de las circunstancias. Mi agotamiento mental es evidente en comparación de aquellos maravillosos 25 jóvenes años con los que comencé esta maratón. La mala suerte o la desdicha del destino en otras convocatorias, merman la capacidad de uno. Aún así busco mi "oro olímpico, mi Everest". No puedo competir con la juventud, pero sí puedo hacer valer mi experiencia, que bien administrada puede salvarme el cuello en más de una ocasión.
Durante mis clases con la preparadora así me lo hago saber, y aunque no muestro del todo mis cartas ( pues uno está compitiendo por mucho que tengas a un compañero al lado en clase de la preparadora) me muestro a mí mismo  la confianza que necesito para ir marcando mis tiempos al igual que un piloto en la Fórmula 1. Este año he optado por esta modalidad en vez de la típica e ineficiente academia con la que solo he conseguido medalla de bronce. Para conseguir el oro, para alcanzar ese Everest he optado por una preparadora con la que espero alcanzar de una vez por todas mi sueño olímpico.

Ya estamos en junio, con los nervios como nunca me acerco a esta Última Cruzada. El día más nervioso justo el día antes de la víspera. Ese día desde que me levanto tengo unos nervios agarrados al cuerpo con los que nunca me había encontrado. Voy a trabajar en un estado de nerviosismo del que solo salgo una vez que empiezo a dar clase. Es por ello que me empiezo a asustar más, pues si el jueves me encuentro en este estado no quiero ni pensar como estaré el viernes (víspera del examen) o el propio sábado.
Pues contra todo pronóstico ese jueves de nervios me sirvió para gastar todo lo que tenía dentro, ya que el viernes solo noto un ligero cosquilleo mientras me tomo un par de Sandwich de camino a Albacete. Como he gastado todos los nervios el jueves,  y viernes, el sábado me siento bastante más relajado.
Esta vez toca hacer las cosas con cabeza y no lanzarme a la carretera el mismo día del examen exponiéndome a madrugones inhumanos, retrasos, averías o cualquier otro infortunio. Cabeza y cuerpo deben de llegar frescos a la batalla.
Me alojo en un céntrico hotel de Albacete el cual me ha costado lo mismo que un fin de semana en la Manga (algo de lo que se aprovechan en estas ocasiones, es de la subida de precios por la poca oferta  hotelera de esta provincia en época de oposiciones)
Sin tiempo nada más que para un repaso por la tarde, una llamada de FaceTime a mi mujer y a mi hija, me bajó a cenar pronto. Mientras tomo un bocadillo de tortilla con un tercio de cerveza, paro para reflexionar en soledad. Esa soledad que tanto necesito y que tanto me critican por no dejarme acompañar en este tipo de acontecimientos. Pero la seguridad que me aporta estar solo ante la presión de un examen tan importante, la consigo estando soledad.
Es por ello que prefiero pasar estas situaciones cual "lobo solitario" sin manada en la que buscar refugio.
Tras cenar me subo a la habitación. Repaso un poco mientras veo a la selección jugando contra Turquía, la cual me distrae de la tensión. No hay tiempo para más.
Duermo bastante bien y me despierto sin necesidad del despertador. Desayuno un plátano, algo de bollería, un café frío en la habitación y salgo rápido para la Universidad Laboral, pues en este tipo de oposiciones si no llegas pronto, luego no encuentras aparcamiento y mi querida Albacete tiene zona azul, así que es mejor la antelación. Mientras espero a que habrán las puertas como  otros muchos opositores, me encuentro con mi compañero CABO, del que no sabía que también estaba en mi tribunal, al poco veo a Noemí, otra compi muy amiga de mi hermana Elena y ya dentro, coincido también con Sandra, otra compañera de Yeles, que también está en mi tribunal. Nunca antes me había encontrado con tanta gente conocida y coincidiendo en el mismo centro de examen.
Comienzan los llamamientos, soy de los primeros, me siento y espero como humanamente puedo a que terminen de nombrar. Comienza el sorteo, caen dos temas que domino bastante bien ( pues este año me he asegurado todo lo posible y llevo preparados 23 temas de 25). Contra todo pronóstico de lo mencionado por mi preparadora decido desarrollar el 22, Resolución de Problemas. Aún no se porque no decidí hacer el tema 2, que a priori podía lucirme más al ser un tema en el que podía adaptar esa complicada legislación que tenemos en Castilla la Mancha y que solo los que trabajamos en ella tenemos cierta ventaja con respecto a otras comunidades.
Aún así seguí el lado luminoso de la fuerza y dejé que mi cabezonería no cayera en el olvido.
Terminado el tema y sin casi tiempo para ir al baño reparten el temido Supuesto Práctico. Su fama le precede y esta vez no hace de menos a su dificultad, entendimiento y desarrollo. Sin duda de los Supuestos más difíciles a los que me he enfrentado, pero un buen entrenamiento por parte de mi preparadora, junto con la experiencia del trabajo, hacen que salga adelante. Empecé resolviendo el primero y al poco decidí volcarme en el segundo. Volví a sentir el lado luminoso de la fuerza y sin pensarlo dos veces, aprieto los dientes y tiro para adelante.
Termino sobre las 14:30, desde las 9:00 que empezamos. Salgo con buenas sensaciones, que poco a poco empiezan a convertirse en incertidumbre cuando empiezas a encontrarte y hablar con unos y con otros. Hay empiezas a maldecir los porque no puse esto, se me ha olvidado aquello y si he cometido faltas y si la letra no es legible..., lo demonios se ciernen sobre uno cual noche de ánimas. No queda más que esperar resultados y aunque el pesimismo inunda mis pensamientos toca meter la directa con la Programación, pues si pasó el corte sería de los primeros, así que no hay tiempo que perder.

Viernes tarde, todos esperamos a que salgan las calificaciones. Sabemos que por la mañana se han colgado en los tablones de los distintos institutos y universidades de Albacete. Para los que no vivimos allí, toca esperar agónicamente a que cuelguen tu nota en el servidor de Castilla la Mancha, que como era de esperar se cuelga y colapsa desde las 14:00 de la tarde.
Son las 18:00 y todavía no se mi nota. En un resquicio consiguió entrar en la intranet y veo que estoy convocado para el lunes, lo que significa que he pasado el corte, aunque la rumorología que empieza a extenderse por internet no se sabe si a ciencia cierta significa eso.
No puedo más, llamó a mí amigo Manuel que vive al lado de ANPE, le pido que por favor se acerque y con mi DNI pueda comprobar si he aprobado ( son los sindicatos los que tienen acceso a todos los listados), a la media hora recibo su llamada, lo había vuelto a conseguir, una vez más pasaba el corte, aprobé los dos exámenes, estaba a un paso de la final por las medallas, volvía a estar cerca de mi Evertest. Una vez más conseguía luchar contra viento y marea y ponerme en otra final.

Toca viajar de nuevo para Albacete, pero esta vez, el oro no se me escapa.


martes, 12 de abril de 2016

Casualidad o destino

No acabo de sorprenderme de cómo la casualidad o el destino pueden darse a conocer sin que uno lo espere.

Vamos juntos al colegio, los dos cogidos de la mano. Primero vamos a mi clase, a ella le gusta entrar y observar a su alrededor ver como es la clase de papa, donde se sientan los niños, mirar los trabajos colgados en la pared…
Cuando se acerca la hora de entrar la llevo hasta su clase y la despedida es más llevadera. Hasta hace poco, la dejaba bien temprano antes de que empezara el colegio, en esa sala llena de niños alborotando. Siempre he pensado cuanto la podía impactar a la vista de una niña de tres años ese ambiente magnificado.
Nunca ha llorado, admirable para una niña de tres años que no haya derramado ni una sola lágrima al dejarla por las mañanas. Siempre ha sido muy valiente y eso hace que los padres suframos menos en estos casos.

La vida es más fácil cuando pisas sobre seguro, volver a un centro en el que ya has estado, pone las cosas más fáciles. Conoces al Equipo directivo, conoces a la gran mayoría de tus compañeros, incluso conoces a tus alumnos, que aunque sea de vista los identificas de haber cuidado patio o de haber sustituido alguna vez en sus clases.
Es por poco tiempo, pero como muchas veces me repito a mi mismo, es mejor poco tiempo y cerca que mucho y lejos. Me sorprendió el recibimiento, tanto de mis antiguos compañeros como de los que en su día fueron mis alumnos. Nada más orgulloso para un maestro que alguien se alegre  tanto y te reciba con los brazos abiertos por volver donde un día trabajaste.

Y aquí estoy ahora, haciendo funciones de maestro y padre en el mismo centro.
Ya lo hablamos de broma hace tiempo. Le comentaba a Jaime:
- Mira que si me dan tu baja en el cole, que casualidad sería.
Pues hay veces que los planetas se alinean y mira por donde estoy supliendo la baja de un amigo y un mentor. Una doble responsabilidad, sustituir a un amigo y aquel maestro que una vez fue mi tutor de prácticas. El año pasado trabajé en la escuela unitaria de mi otro tutor de prácticas, Manuel, mira por donde este año sustituyo a Jaime. Ahora que lo pienso, más que casualidad lo veo destino. Sí, a mi me gusta creer que es el destino lo que nos mueve en la vida. Así que cumpliremos con lo que se nos encomienda, pero esta vez con una ilusión especial.
Casualidad o destino…, yo creo en esa  fuerza sobrenatural que actúa sobre los seres humanos y los sucesos que éstos se enfrentan a lo largo de su vida. No es otro sino el destino, aquel capaz de crear esa sucesión inevitable de acontecimientos de los que una persona no puede escapar.


Bendito destino, ojalá me sigas sonriendo.


viernes, 18 de marzo de 2016

Amarga Despedida

Cuanto los voy a echar de menos, quizás ellos no lo saben pero es así.
Hacía tiempo que no me encontraba en la situación dejar un curso después del segundo trimestre. Creo recordar que la última vez fue con El Lencero, un cole que guarda muchas similitudes con el que dejo. Similitudes con mis alumnos, compañeros. Recuerdo que fue una de las despedidas más tristes que he tenido en mi carrera como docente y me temo, que hoy puede ser igual o peor.
Cuando uno está rodeado de buenos compañeros que te contagian las ganas y la ilusión de trabajar, cuando tienes un grupo de alumnos con el que conectas y creas una simbiosis, la despidida se hace muy muy difícil.
Cuanto los voy a echar de menos, a mis chicos y chicas de 4º. Nos hemos reído mucho, con las ocurrencias de  Alejandro Alonso, de David, de Abdelhak. La alegría de Fátima, de Andrea, de Irene, de Arianne, de Julud.  La dulzura de Lucía, de Yadira, de Itziar. La bondad de Iván, de Ángel, de Roberta, de Aldara. La sonrisa de Laura, de Naiara. Las charlas sobre nuestros gustos y aficiones con Adrián, Alejandro Pelayo, Sergio, Daniel. Incluso a María, la última alumna que se incorporó hace una semana. A todos ellos y a todos esos buenos momentos que hemos pasado juntos. Yo solo espero que recuerden con cariño a un profesor de cuarto de primaria, que llegó para una sustitución y consiguió que las virtudes de estos chicos y chicas hicieran que un trocito de su corazón se quedara siempre con ellos. Que recuerden que es ser un héroe en esta sociedad, que recuerden todo los que hemos aprendido. Que recuerden con cariño a un profesor que les hablaba y leía de Machado, de los Beatles, de Julio Verne…, de los talleres de escritura creativa, de las clases de Althia, de su metodología de resolución de problemas y de lo que más, de todos aquellos valores que espero les haya podido inculcar durante mi estancia con ellos.
A todos espero volver a verles algún día, o como me ocurre en otras ocasiones saber de sus vidas pasados los años.
Nada más bonito para un maestro saber de sus alumnos.


¿Les irán bien?, De eso estoy seguro.



miércoles, 10 de febrero de 2016

KIMASHIBAI

- Hola Fernando, el otro día me acordé de ti.
Eso me dijo por la mañana a primera hora, mientras colocaba y organizaba la clase, mi compañero y profe de Educación Física, Javier, al que todos llamamos por el diminutivo de su apellido, “Cabo”. Me entregaba un calendario Marvel, en el que cada mes aparece un superhéroe distinto. A él también le gustan los superhéroes, casi más que a mí, quizás por eso decidió hacerle un regalo a un compañero, o quizás porque él es así.
Cabo es alguien capaz de hacer un regalo altruista sin nada a cambio, sólo porque sí.
Y por supuesto, tengo mi calendario colgado en clase, en donde señalo minuciosamente todas aquellas actividades de mi grupo en él.



Mis alumnos al verlo rápido preguntaron:
- Profe, ¿qué es eso?
- Un regalo que me ha hecho el profe Javier

He conocido a mucha gente en mi paso por los distintos colegios que he pasado, pero no he conocido a nadie que me haya hecho un regalo tan significativo para mí.
Siempre alegre, siempre cantando, con su inseparable guitarra a cuestas. Desde por la mañana a primera hora te anima con sus mensajes al grupo de WhatsApp (sí, que pasa, los profes también tenemos derecho a tener nuestro grupo de WhatsApp, ¿algún problema?) con sus poesías, sus chistes, refranes…, o simplemente decide dar los buenos días de una forma distinta, alegre y animada, que al leerlo uno se contagia de esa pasión y felicidad que desprende este singular compañero al pasar por tu lado.
Que grande, Cabo. Ya me habían dicho mis compañeros lo bueno que era este maestro, pero realmente lo comprobé el día que vino a mi clase para realizar una sesión de animación a la lectura. Y allí se presentó, con su guitarra y un Kimashibai, contando un cuento con una capacidad de transmitir pasión, cultura y emoción que no he visto en mi vida. Mis alumnos boquiabiertos claro y su tutor, que soy yo, sentado discretamente al final de la clase disfrutando como un niño más, o mejor dicho, haciéndome disfrutar como el niño que sigo siendo.
Explicar el encanto del Kimashibai (por cierto, no lo conocía), su guitarra y el “arte” de comunicar innato de este maestro es difícil de explicar. Para ello tienes que tener la suerte de tenerle en tu centro como maestro y sabrás a lo que me refiero.
Ese mismo día teníamos claustro, justo después de terminar el cuento, me acerque al Jefe de Estudios:

- ¡Es impresionante! Le dije señalando con la cabeza en dirección a Cabo que pasaba justo por allí.
- ¿A qué te refieres?..., ahh Cabo te ha dado un clase de animación a la lectura, ¿verdad?. Me dijo riendo
- Es alucinante, este tío es buenísimo
- No te haces  ni una idea…

Esa es la sensación que crea este maestro, un maestro que puede enseñar cualquier contenido del currículo haciendo papiroflexia, que publica y escribe libros para los niños, no te cansas de ver sus videos en su canal de youtube. Es lo más parecido a un  Supermán de la Educación. Desde aquí le propongo para los próximos Global Teacher Prize y no es ninguna broma con esto que digo. Aquel que conozca a Cabo coincidirá conmigo en esto.
Ahora estamos trabajando una poesía de Antonio Rubio, que por propuesta suya a través del grupo de whatsap nos ha parecido una idea sensacional a todo el claustro de profesores (sí, el whatsap de los profes consiste en intercambiar ideas, propuestas para la enseñanza, podíamos hacer estas actividades para el día de la paz, que os parece si movilizamos al colegio y al pueblo y hacemos un baile en homenaje a la música, que os parece esta idea para los carnavales…, y cosas así. ¿qué te esperabas que iban hacer unos profesores con el WhatsApp?)
Yo también quiero un Kimashibai, estoy mirando por ebay y me pienso comprar uno, para contarle cuentos a mi hija con esta técnica y por qué no, para que en algún cole pueda contar cuentos con él. Querer ser como Cabo, es imposible, eso es querer ser Superman. Pero me conformo con poder seguir su estela siendo un simple admirador cual Jimmy Olsen.
Que grande Cabo, estos son los superhéroes en los que yo hago tanto hincapié, la gente que cambia la sociedad como este compañero, profesores que de verdad sienten esta profesión tan mediatizada por unos cuantos y tan estigmatizada por otros muchos.